¡Por favor, lea detenidamente y varias veces, toda esta dieta y cúmplala! Así rezaba la portada del cuaderno que recibí, luego de mi visita a la especialista en nutrición.
Una introducción sobre alimentos y sus contenidos en proteínas, carbohidratos complejos, contenidos de grasas y alertas para evitar el consumo de algunos y moderación con otros. Preámbulo este para entrar en materia junto a los tips anímicos, donde encontré el gran detalle que debía mejorar mi alimentación, -y yo que pensaba que con saber cocinar y elegir productos de buen aspecto y calidad era suficiente-. Pues no, debía cambiar mis hábitos comenzando por consumir a diario y para siempre frutas y vegetales, que en ocasiones los obviaba. De hecho el tratamiento comenzó con un día de desintoxicación a base de frutas, infusiones de hierbas medicinales y una sopa de vegetales, para luego iniciar la dieta adaptada a mi organismo.
Una vez consciente y motivada entendí las bondades que proporciona el consumo de frutas y vegetales a diario, ya que contienen altas cantidades de vitaminas y agua, son bajas en calorías y suplen las necesidades de azúcares sin añadidos. Los vegetales consumidos frescos y en su estado natural poseen enzimas que facilitan la digestión, son ricos en vitaminas y fibra, aportan carbohidratos y contienen alto valor proteico y mineral.
¡Que desde este inicio de semana podamos consumir al menos una fruta por día y muchos vegetales durante!
