Nada mejor que comenzar la mañana con un suculento desayuno en un sitio acogedor como este del hotel, acondicionado con pergolas que permiten la entrada de luz matinal y terrazas con jardines rodeando todo el comedor. En el interior los con arreglos de flores y frutas nos mostraban la exoticidad de nuestro país. Todo nos incitaba a no pasar desapercibida las arepitas asadas, los pericos, las caraotas, las tajadas, la carne mechada, los pastelitos andinos, empanadas, queso asado, avena calientita, las frutas, los panes, galletas, quesos, salmón, cafecito caliente y los jugos.
Todos los días de estancia fueron iniciados con sabores distintos y originales para los visitantes y locales; quienes nos disponíamos a arrancar el día dispuestos a vivir Caracas a su ritmo, de colas, motorizados, cornetazos y orientarnos para buscar sitios donde ir y encontrar puestos en los estacionamientos subterráneos.
Luego de tantas vueltas, llegaba finalmente la hora de la comida en algún restaurante de Las Mercedes, como Casa Urrutia con ese sabor tradicional español y productos nacionales e importados que dan resultados excelentes y que nos hicieron vivir por unas horas, en una Venezuela distinta a la de todos los días y a la de los noticieros de televisión...
