Confieso que no me gusta hacer fotos con el celular, por lo fastidioso de bajarlas al computador, pero a falta de mi Sony y poder reflejar el grato momento vivido, pues, este gadget también sirvió.
En uno de estos días durante la semana, viajé a Cumaná a buscar documentos personales, que de manera fluida y efectiva encontré, a pesar de las visicitudes del tránsito y a la inexistencia de espacios para estacionar en el centro de esta ciudad.
Como mi recorrido no era precisamente turístico y para aliviar el stress del centro y calor de un mediodía, nos fuimos al frecuentado oasis de tranquilidad y belleza del restaurante Les jardin du Sucre, ubicado en el casco colonial de Cumaná cerca de la iglesia Santa Inés y manejado por una pareja de franceses que acompañados de un equipo cumaneses son una referencia para visitar estando por esos lados de Venezuela; ya sean almuerzos o cenas con velitas.
Por supuesto la comida no se queda atrás, esta vez las sopas de vegetales abrieron paso a un trío de mariscos y unas crepe rellenas de champiñones a la par de cervezas y jugos de combinaciones de frutas locales que hicieron el escenario perfecto, para rememorar tiempos de adolescencia y complicidades compartidas. La llegada de las madeleines ayudaron para hacernos "triquiñuelas" y tener que pedirles más, a los muchachos que nos atendieron.
Por supuesto la comida no se queda atrás, esta vez las sopas de vegetales abrieron paso a un trío de mariscos y unas crepe rellenas de champiñones a la par de cervezas y jugos de combinaciones de frutas locales que hicieron el escenario perfecto, para rememorar tiempos de adolescencia y complicidades compartidas. La llegada de las madeleines ayudaron para hacernos "triquiñuelas" y tener que pedirles más, a los muchachos que nos atendieron.